martes, 23 de junio de 2009

Una amplia mirada a Alexander S. Neill y su escuela


“He oído hablar de una escuela a las afueras de Londres en donde crían a los niños como animales, no los enseñan con disciplina, los dejan correr desnudos por los corredores, hacen lo que quieren, incluso hasta conviven junto a las niñas. Es una aberración. los convierten en futuros inmorales que atormentaran a nuestra sociedad”[...]


De tal calibre fueron las diversas opiniones que recibió en un principio la escuela fundada y dirigida durante 50 años por Alexander Neill, allí por 1921 nace su ilusión, su vida, su escuela; en donde puso en practica todas sus teorías sobre este nuevo tipo de educación, la cual posteriormente fue llamada “antiautoritaria” La llamo “Summerhill, una escuela moderna”. Al decir moderna no es como lo imaginamos en nuestro tiempo (con muebles y maquinas futuristas), más bien, se refiere moderna al tipo de “formación” que recibían los jóvenes estudiantes. Neill señalaba que en Summerhill los niños vienen a curarse, “sanarse” de su ira y odio, que era engendrado por la sociedad, el que a su vez, canaliza y expresa en esta misma sociedad. Esta búsqueda y reencuentro con la naturaleza humana debiera ser tal como la planteo J.J. Rousseau, en donde los hombres son bondadosos por naturaleza, por lo tanto, podríamos hablar de una seudo formación o si lo acercamos más al ámbito educacional una educación autónoma y liberadora. En la frase de Rousseau en donde dice “el hombre es bondadoso por naturaleza, es la sociedad quien lo corrompe” Neill señala que esa sociedad son los padres con sus discursos moralistas, que lo único que hacen es dañar la libertad y autonomía del niño, criando a verdaderos reprimidos sociales con sentimientos encontrados hacia una sociedad que -de cierta manera- está contra ellos.



Neill sostiene luego de poner en practica sus teorías que “la libertad funciona” dándole la libertad y autonomía que el niño se merece, a su vez, no lo cree un autómata inconsciente, ni un incapaz relativo, mucho menos un cobarde, más bien, un ser humano con autodeterminación y libertad propia, capaz de tomar sus propias decisiones sobre si mismo y colaborar en asambleas, todo un niño democrático. Durante la estadía en Summerhill el niño o niña tiene total libertad de hacer lo que quiera y así generar su espacio en donde se sienta cómodo, para lo que él determine, siempre y cuando ello no dañe la libertad o la integridad de las otras personas, no hay que confundir la libertad con

el libertinaje. Pero ¿para qué todo ello, cual es el objetivo de esta práctica? Alexander es enfático al señalar que lo que pretende es que se autoforme una persona que sea capaz de trabajar con alegría y en lo que le gusta, como también hallar el camino hacia la felicidad ¿Es acaso a lo que vinimos a este mundo? Neill respondería: sí, por supuesto el hombre vino al mundo para buscar su felicidad y estar en armonía con sigo mismo, es decir, el fin de la educación -y por qué no decirlo- de la vida es trabajar con alegría para amar la vida e interesarse por ella. “responder a la vida no solo con cerebro, sino con toda la personalidad”

Todo esto se logra, creyendo en la bondad de la naturaleza humana del niño, como ser autónomo y que se gobierna a si mismo. Esta esencia humana si no estuviese regida por la moral estaría ajena a toda concepción de “pecado” o falta a ella. Así es como vemos a niños que con las conductas de moral (que están insertas en la sociedad) se les moldea y condiciona el carácter, el que, a su vez, conduce al miedo y al odio que hace estar en contra de su propio ambiente, convirtiéndose en un niño neurótico e infeliz.


La pedagogía de Neill al compararla por ejemplo con la que propone el brasileño Paulo Freire (pedagiía crítica) se contrapone en el aspecto de la moral, Freire por su parte dice que el humano tiene una moral innata, pero Neill señala que es ésta moral la que daña la libertad del hombre, estas pedogogías son referentes a una educación más libre en donde el estudiante juega un rol fundamental.

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